Cada 4 de abril un gran dolor se adueña de nuestro corazón, porque se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Mirko Saric, y su ausencia se siente a pesar de que muchas veces pensemos que la herida ya está cerrada. Vivimos momentos de gloria y desazon deportiva, nos emocionamos con el presente y soñamos con un futuro lleno de alegrías para San Lorenzo, a pesar de que hace algunos meses nos creíamos hundidos en la decadencia. Experimentamos sentimientos nuevos a cada instante, pero NUNCA podremos arrancarnos la tristeza de no tenerlo más entre nosotros, y eso duele mucho...nos duele pensar en que tenía un gran futuro por delante e imaginar su vida proyectada en cosas importantes, duele sentir que era un apasionado por San Lorenzo como cualquiera de nosotros, y no pudo cumplir su sueño de ser campeón, duele recordar su carita tímida y no dejar escapar una lágrima, porque es inevitable ver en su rostro toda su pureza y bondad, duele no poder verlo y sentir que no era el momento de irse...pero decidió irse y nos dejó un legado imnenso, ese que nos permite recordarlo cada año como lo que fue...Simplemente Mirko...
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